Lun 25.Nov.2024 1:30 hs.

Buenos Aires
T: 23.3°C  H: 79%

legislatura  | 

El circulo rojo amassa su propio relato. Por La Solano Lima

04.05.2015 09:09 |  Noticias DiaxDia  | 

El círculo rojo de la política es una minoría que vive en el microclima de la politización permanente y que busca formar opinión a través de las diversas estructuras mediáticas. El hombre común –la mayoría del electorado- le esquiva a ese tipo de operaciones de acción psicológica y vive de la realidad cotidiana. No vive del relato que le hacen por izquierda o por derecha, desde el oficialismo o la oposición. El hombre común no masca vidrio, aunque los capos del círculo rojo crean que sí.
La maniobra en estos días del círculo rojo apunta a unir a Macri con Massa. Dicen que si no se unen gana Scioli en primera vuelta. Tanto machacan que algunos terminan por creérselo. Pero la realidad es distinta y va por otros carriles.
¿Qué busca el círculo rojo con esto? Por lo menos tres cosas. Veamos.
1) Genera opinión para sacar del pozo a Massa, notoriamente deteriorado en las encuestas que lo ubican en un irreversible tercer lugar. En los distritos grandes Massa hace agua por los cuatro costados. No mide en Santa Fe (sus candidatos apenas sacaron 7%), no mide en la Ciudad (su candidato Nielsen sacó 0,8%). Tampoco es competitivo en Mendoza y en Córdoba. Su tabla de salvación es la Provincia de Buenos Aires donde ha logrado el apoyo de algunos barones del Conurbano y algunos intendentes del Interior bonaerense. Es decir, que su apoyatura territorial es incoherente para el discurso de renovación que pretende instalar. Massa fue en 2013 una opción de límite al kirchnerismo con el acompañamiento de varios sectores que ya no están con él. Por ejemplo, el PRO, la Coalición Cívica y la UCR, que ahora están con Mauricio Macri. Tampoco los intendentes más representativos que aún permanecen a su lado, están tan convencidos de seguirlo hasta el fracaso electoral. Habrá novedades en las próximas semanas.
2) Le marca la cancha a Daniel Scioli que en la Provincia mantiene la estructura anquilosada del pejotismo y sus aliados. A nivel estructura partidaria hoy Scioli es más fuerte que Massa y que Macri. Tiene más aparato. Pero el aparato no es sinónimo de triunfo electoral en las elecciones generales. Esa vieja lógica a la que se aferran todavía algunos analistas políticos se da contra la pared de la realidad. El aparato bonaerense inventado por Duhalde dejó de ser el gran elector. La sociedad está hiperinformada. Existen nuevas tecnologías que llegan hasta el más humilde de los hogares. Lo que sí mantiene Scioli es el clientelismokirchnerista, una concentración de votos cautivos que en 2013 no le respondió al oficialismo y que en octubre no se sabe a ciencia cierta si le va a responder mayoritariamente porque el liderazgo de Mauricio Macri es más potente de lo que imaginan los operadores del círculo rojo y sus encuestadores.
3) Como está acostumbrado a influir en las decisiones de los presidentes de turno, instala la idea de la invulnerabilidad del kirchnerismo para imponer la unidad de la oposición. Esto es falso. Porque la oposición republicana ha logrado una unidad impensada hace seis meses atrás. Lilita Carrió, la UCR y Lole Reutemann arribaron a una confluencia programática republicana que no sólo es competitiva a nivel electoral, sino que garantiza gobernabilidad a futuro. Por tanto, la oposición republicana ya está unida. Massa sobra en la confluencia republicana porque él abdica de la República y ha optado por rodearse de personajes populistas divulgando un discurso estrafalarioy carente de viabilidad. Un conjunto de consignas efectistas no hace un programa de cambio republicano que es lo que demanda el 65% de la sociedad. Para sostener las promesas de Massa se necesita credibilidad y coherencia, valores ausentes en las filas del Frente Renovador.
Pero no es todo. El mentado relanzamiento de la candidatura presidencial del tigrense amerita una lectura que nadie hace desde el círculo rojo. Massa ha recurrido a la arcaica forma de hacer política del duhaldismo en los 90 cuando -para resistir las embestidas de Carlos Menem en la interna oficialista- le respondía con un “acto masivo”. Es decir, con la movilización del aparato del Conurbano en algún punto neurálgico de la mediatización política. El ex jefe de Gabinete de Cristina ha hecho lo mismo. Para demostrar que sigue en carrera, organizó un acto en Vélez con el aparato aportado por sus intendentes aliados y un par de sindicalistas amigos. Resultado: 50.000 personas, un mensaje agresivo, plagado de promesas y consignas huecas, regreso al peronismo bonaerense por el que nadie en la sociedad provincial paga dos pesos. Sin embargo, los voceros del círculo rojo se dedicaron a difundir que con el “acto masivo”Massa empataba al PRO y sepultaba las derrotas catastróficas de Santa Fe y Capital Federal. “Peronismo clásico y política del espectáculo”, intentó caracterizar al “acto masivo” un vocero del círculo rojo para aumentar la venta de humo.
A modo de conclusión, señalemos que el círculo rojo ha perdido la brújula de la realidad y si critica al kirchnerismo por su relato, él ha inventado su propio relato antikirchnerista, por cierto, pero no menos fantasioso que aquél. Digámoslo sin titubeos: Sergio Massa representa una fuerza minoritaria, arcaica, que le disputa al oficialismo de Cristina un mismo electorado partidario y clientelista. Es parte de la interna pejotistacon eje en la Provincia de Buenos Aires. La sociedadquiere otra cosa. Ya avisó en 2013 y exige que los candidatos tomen nota, entre otros desafíos: República con justicia social, eliminación de la inflación y del impuesto al salario, urgente salida del cepo cambiario, recuperación de las economías regionales, trabajo decente, reglas claras, seguridad ciudadana, combate frontal al crimen organizado, inserción madura en el mundo, honestidad administrativa, gestión pública inteligente, salud y educación de calidad. La sociedad, en definitiva, demanda superar la continuidad kirchnerista mediante un liderazgo moderno, plural, democrático, consustanciado de los problemas reales del país y del mundo. Y ese liderazgo, por coherencia y capacidad probada, hoy lo representa Mauricio Macri. El cambio creíble y posible.
Círculo rojo go home!
(Demián Abbott – José “Chavo” Ramello)
COMENTARIOS
síganos en Facebook