Traspaso de la Policía Federal: transición con plazo y trabajo serios para conformación de una única fuerza y jefatura. Por Maximiliano Ferraro

La coordinación entre las fuerzas es fundamental para acrecentar el desarrollo de una gestión eficiente y transparente. Establecer un cronograma de trabajo y analizar los legajos de servicio del personal transferido, equiparación futura de salarios: a igual tarea igual remuneración. De manera que en el futuro inmediato tengamos una sola fuerza y jefatura y no doble comando en una materia tan sensible como la seguridad. Para ello es fundamental el establecimiento de metas de cumplimiento obligatorio (en concordancia con la Ley de Seguridad Pública, prevención del delito, información y estadística criminal, etc.) Creo que es indispensable que la Policía Metropolitana y la Policía Federal trabajen mancomunadamente y garanticen el derecho a la seguridad de todos los ciudadanos.

El traspaso definitivo de la Federal a la órbita porteña cerraría la reforma que se inició en 1994 cuando se otorgó la autonomía a la Ciudad de Buenos Aires, esto significa la descentralización del poder en Argentina. Es así que el traspaso de la Policía Federal no es una concesión agraciada del gobierno nacional a los porteños sino que corresponde a la autonomía que establece la Constitución Nacional. Es un tema que desde lo teórico y político ya debiera estar saldado hace tiempo. Por eso el Congreso nacional debería derogar la ley Cafiero que limita la autonomía porteña. Hace años que no encontramos ninguna explicación o interés nacional para que esto siga funcionando de esta manera.

En consecuencia, entendemos que el traspaso definitivo con los recursos presupuestarios de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana, Bomberos y otras apunta a darle al Gobierno de la Ciudad las facultades plenas en materia de seguridad.