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Cambiemos aprobó en Diputados el acuerdo con los holdouts

El proyecto fue avalado con 165 votos al cabo de una sesión de casi 20 horas con cruces picantes. El oficialismo contó con respaldo del Frente Renovador, el justicialismo referenciado en Diego Bossio y legisladores de distintas provincias. Muchos diputados apuntaron a las gestiones del exministro de Economía Axel Kicillof. La Cámara alta arranca el debate este mismo miércoles.
 

16.03.2016 11:52 |  Noticias DiaxDia  | 

Tras un debate de alto voltaje político que se extendió durante casi 20 horas, Cambiemos superó su primera prueba de fuego en la Cámara de Diputados y aprobó con una mayoría robusta el acuerdo con los holdouts que busca sacar al país del default tras un litigio con bonistas que lleva 15 años.

El oficialismo dio el primer paso para convertir el proyecto en ley, al lograr aprobar la iniciativa con 165 votos provenientes no solo de la alianza entre el Pro, la UCR y la Coalición Cívica, sino también del Frente Renovador y el justicialismo referenciado en Diego Bossio.

El proyecto también contó con respaldo del GEN de Margarita Stolbizer, el Partido Socialista y de diputados que responden a los gobernadores de Córdoba, Chubut, Neuquén, San Luis y Santiago del Estero, quienes aportaron al quórum.

El Frente para la Victoria, la izquierda y Libres del Sur se opusieron al acuerdo, aunque los 86 votos en contra no fueron suficientes para desaprobar el proyecto, que el Senado comenzará a tratar este mismo miércoles.

A la hora de la votación, se registraron algunas rebeldías en el Frente para la Victoria, como la de la tucumana Miriam Gallardo, que votó a favor del proyecto. “Deseo que a Tucumán se le garantice la gobernabilidad y la paz social”, justificó, siguiendo órdenes de su gobernador Juan Manzur.

El oficialismo no tuvo dificultades para reunir el quórum y la sesión inició minutos antes del mediodía con 147 presentes, es decir, 18 más que los 129 que se requieren para iniciar las deliberaciones.

La sesión fue presidida por Emilio Monzó, mientras una multitud de militantes kirchneristas y de izquierda se concentraba en las afueras del Palacio Legislativo contra el pacto alcanzado con los fondos buitre.

El texto, que sufrió varias modificaciones a lo largo del debate, autoriza a tomar deuda para pagarle a los tenedores de bonos en default, aunque eso no se producirá hasta que quede firme el fallo del juez Griesa puesto en suspenso por la Cámara de Apelaciones de Nueva York.

El Gobierno apuesta a ponerle punto final al conflicto para tomar deuda en el mercado internacional y financiar así su plan económico; tal es así que el propio presidente Mauricio Macri advirtió que si fracasa el acuerdo en el Congreso, se verá obligado a aplicar un “ajuste” en el gasto público.

Para poder avanzar con el pago a los bonistas, el proyecto deroga la Ley Cerrojo y la de Pago Soberano, sancionadas durante el kirchnerismo.

A pedido de los bloques liderados por Bossio y Sergio Massa, Cambiemos aceptó incluir un tope de endeudamiento de 12 mil 500 millones de dólares -la cifra estimada que se necesitará para cumplir con el pago es de 11.684 millones-.

También se introdujo a último momento un agregado para que todos los bonistas que firmen y cobren no puedan litigar más contra la Argentina, sumado a la obligación de que los nuevos bonos sean emitidos con las cláusulas de acción colectiva para cubrir al país frente a posibles demandas.

De acuerdo a otra modificación que impulsó el radicalismo, las comisiones que cobran los bancos no podrán superar el 0,20 por ciento del monto de la emisión de bonos.

La evolución de las negociaciones con los bonistas seguirá siendo monitoreada por una comisión bicameral del Congreso, dado que aquella que se había constituido a partir de la Ley de Pago Soberano tuvo un funcionamiento nulo.

El Senado arrancará a discutir el proyecto a partir de las 14 con la presencia del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, y del procurador del Tesoro, Carlos Balbín, en la que será la primera de una serie de reuniones de comisión.

En la Cámara alta, Cambiemos sí aspira a contar con respaldo del Frente para la Victoria, sin el cual la ley no saldrá; en esa disyuntiva se hallan los senadores que representan los intereses de gobernadores peronistas ávidos de fondos para sus provincias.



El debate

El presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, Luciano Laspina (Pro) abrió el debate justificando la toma de deuda, al advertir que “la falta de créditos públicos la sufre la gente, en particular los que menos tienen, los que necesitan obras de infraestructura para mejorar su calidad de vida: cloacas, hospitales, escuelas que faltan a lo largo y ancho del país”.

Laspina aseguró que la negociación del Gobierno con los fondos buitre fue “tremendamente exitosa” porque de los 18 mil millones de dólares de deuda original se acordó pagar menos de 12 mil millones de dólares.

“No queremos ajuste fiscal o inflacionario”, sentenció el miembro informante del oficialismo en línea con las advertencias de Macri sobre las consecuencias de que el proyecto fracase en el Congreso.

A continuación fue el turno del exministro de Economía Axel Kicillof, quien encaró durante los últimos años las negociaciones con los bonistas que no ingresaron en los canjes de 2005 y 2010, las cuales fueron blanco de críticas de varios diputados.

En un duro discurso, el kirchnerista alertó que Macri quiere volver al Fondo Monetario Internacional (FMI) y ante eso recordó que “el endeudamiento externo de la Argentina vino a desindustrializar el país, a generar más pobreza”.

“Es mentira que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner no resolvieron el tema de la deuda”, aseguró Kicillof, quien afirmó que esas gestiones lograron que el 93 por ciento de los bonistas ingresara a los canjes de 2005 y 2010.

Además, apuntó que esas negociaciones impidieron que los fondos buitre “nos llevaran a los problemas que probablemente este proyecto nos puede llevar”, en alusión a la posibilidad de que los primeros acreedores exijan las mismas condiciones de pago que obtendrán los holdouts con este acuerdo.

En nombre del radicalismo, el diputado Luis Pastori cruzó a Kicillof al señalar que “hemos escuchado diputados que pretendieron darnos clase de cómo se debe arreglar la deuda externa del país”.

En ese marco, comparó que “el presidente Macri, en menos de 90 días de gestión, mandó al Parlamento este proyecto cuando el gobierno anterior arregló en 48 horas con el Club de París sin mandar una línea al Congreso de la Nación”.

En tono más duro, otro radical, Luis Petri, consideró que Kicillof “no tiene autoridad para cuestionar el acuerdo” pues “que hayamos llegado a esta situación 'no fue magia': es producto de mala praxis en las negociaciones con los holdouts”.

Desde la Coalición Cívica –la otra fuerza aliada de Cambiemos-, Fernando Sánchez consideró que el acuerdo “ayuda a solucionar otros problemas” y “protege a los bienes argentinos mucho más estrictamente que lo que hacían todos los canjes de deuda y todas las reestructuraciones anteriores”.

Por el contrario, Carlos Heller (Partido Solidario), aliado al Frente para la Victoria, presagió que “existe una altísima posibilidad de que los acreedores de la deuda restructurada litiguen y encuentren algún juez amigo”.

El legislador reprochó que desde el oficialismo “nos hablan de que con esto van a venir todas las bondades de las inversiones” pero “el aumento de la deuda externa fue todo endeudamiento que fue a la especulación financiera”.

Marco Lavagna, vocero económico del Frente Renovador en la Cámara baja, admitió que “estamos negociando en una situación de desventaja y de apuro” con los fondos buitre, aunque destacó los cambios logrados en el texto original.

Entre estos, mencionó la limitación de la oferta a los holdouts a casi 12 mil millones de pesos para “no darle un cheque en blanco” al Gobierno.

El hijo del exministro de Economía Roberto Lavagna aclaró de todos modos que “no es un proyecto del que tengamos que estar orgullosos” dado que “marca una derrota que ha tenido la Argentina” sobre “un tema que debió haber cerrado hace mucho tiempo”.

Su líder, el excandidato presidencial Sergio Massa, no habló en el recinto, pero sí lo hizo en el Salón de Pasos Perdidos. Allí destacó los “límites” impuestos al proyecto en cuanto al monto del endeudamiento, el momento del pago y el destino de los fondos.

De todos modos, Massa insistió en que las “urgencias” deberían ser “la inflación, el impuesto a las Ganancias y el narcotráfico”.

Uno de los discursos más esperados era el de Diego Bossio, el legislador que abandonó el Frente para la Victoria para formar un bloque aparte con otros 16 diputados y es tildado de “traidor” por el kirchnerismo.

“Estamos convencidos de que Argentina tiene que dar un paso adelante y es importante que se deroguen la Ley Cerrojo y la de Pago Soberano para que el Ejecutivo pueda avanzar”, afirmó el exdirector ejecutivo de la ANSES, al sostener que el de la deuda es “un tema que hay que resolver”.

Muchas horas más tarde, el kirchnerista santacruceño Mauricio Gómez Bull, representante de La Cámpora, salió al cruce de su excolega de bancada y le pidió “que le devuelva la banca a la gente que lo votó”.

En otro orden, Margarita Stolbizer (GEN) reconoció que el arreglo al que se llegó con los holdouts “no es justo y encima es caro”, pero observó que “lamentablemente no hay alternativas” porque “el gobierno anterior nos dejó a los argentinos sin reservas”.

La excandidata presidencial se dirigió directamente a Kicillof. “Si era tan fácil negociar, si se las sabe todas, ¿por qué no lo resolvió? ¿Por qué no arreglaron dignamente como dicen ahora que saben hacerlo en lugar de dejarnos semejante balurdo?”, se preguntó, en un discurso muy aplaudido.

Minutos antes de la medianoche, Elisa Carrió levantó el tono de la sesión con un discurso donde planteó la sospecha de que “gran parte de los bonos que representa Singer es de la oligarquía corrupta argentina que nos robó el país”.

La líder de la Coalición Cívica cargó contra los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. “Se endeudaron con los jubilados, los trabajadores y el Banco Central, ¿dónde está la Patria?”, disparó.

Néstor Pitrola (Partido Obrero) denunció un “pacto buitre” y habló de un “Congreso de entrega nacional que tiene como contrapartida un enorme ajuste contra los trabajadores”. También aseguró que “los gobernadores están esperando en fila este pacto colonial, pero para más endeudamiento”.

Horas después, bien entrada la madrugada, el secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, denunció “aprietes” del macrismo “a gobernadores, intendentes y diputados” para aprobar la ley.

Por el mismo sector, el exsecretario general de la Presidencia Eduardo “Wado” de Pedro comparó al gobierno de Mauricio Macri con el de Fernando de la Rúa y trajo a la memoria el final de ese gobierno en 2001.

El referente de La Cámpora planteó la “falsa disyuntiva que le ha propuesto a los argentinos el presidente Macri, al decir que si no sale esta ley van a tener ajuste e inflación”, y trazó un paralelo con el expresidente de la Alianza, que “nos decía a los argentinos que si se votaba el blindaje, que si se apoyaba el ‘Megacanje’, íbamos a la salvación de la Argentina”.

Otro exfuncionario kirchnerista, Julio De Vido, puso en duda que el acuerdo con los holdouts permita al país acceder a financiamiento externo para obras. “No hay ninguna garantía ni experiencia mundial de que un acuerdo leonino como este permita al país acceso al crédito para infraestructura”, sostuvo como exministro de Planificación Federal.

Por último, Máximo Kirchner debutó en la Cámara de Diputados con un discurso en tono “conciliador” pronunciado poco antes de las 7 de la mañana. En un clima de silencio absoluto, el hijo de los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner reconoció que “no es fácil gobernar” y convocó al Ejecutivo a ir y “negociar mejor” con los buitres.

“Escuché atentamente al presidente electo cuando pidió que cuando observáramos un error se lo marcáramos. Creemos que es un error y tenemos la libertad de decirlo, sin que eso signifique palos en la rueda. Solo pedimos que vayan y negocien mejor”, propuso el líder de La Cámpora. 
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