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Poemas de José Campus (San Juan)

22.02.2021 15:31 |  Noticias DiaxDia  | 

 A LOS OBREROS
los he visto
madrugada de lunes
todo horario
en latido
de engranajes
y palomas
iguales – parecidos
de costumbre
total
abierta a tajo
y color sol
maduro
desde antes
 
CIUDAD
hay
trigales detenidos en las manos.
soledad
de granos y de pájaros.
sombra
en la mañana
de todos los caminos
y un Cristo
que agoniza de olvido
entre trenes locos
aturdiendo el silencio
 
en estos momentos descreo de las palabras
no sirven de nada
cualquier cosa que escriba es una burla a lo que sentimos
el Pepe se nos fue con una estrella rota en cada mano
como él mismo lo dijo
(como si la predicción apagara un poco la tristeza)
no hace falta haber sido un compañero de su vida
no hace falta haber compartido el vino y la palabra
yo soy un pendejo trasplantando
y me fue suficiente
un libro abierto
y algún saludo perdido
una persona que dio su vida por abrir caminos para que todos nosotros los transitemos
nos ha dejado
el también lo dijo: "septiembre sería eterno..."
….
si quieres encontrarme
no me busques
en casas nuevas.
búscame
en aquellas tejidas de adobes
donde vidrios rotos lastiman vientos.
(raspando sombras
encontrarás sueños…
allí
donde los muros sangan,
está la mano alisando esperanzas)
Búscame
donde el frío.
donde la muerte
abriendo puertas del llanto,
deja niños
repasando platos.
ven a buscarme
estaremos en paz.
vive enredado sin mirarse
sin entender si le toca ser ángel
o solamente foto desteñida.
 
AYER FUE TIEMPO
Ayer
fue tiempo
donde
germinó la espina.
 
Verde
la afiló
el viento.
 
Maduró en la sangre
apurando
la lágrima rebelde.
 
Agujereo la piel.
 
Se incrustó
en el hueso.
 
Dolor
acostumbrado
hurgando
en la vena de la angustia
desde entonces,
cuando
chuza orgullosa
partía el aire
y pecho ofrecido.
 
 
Hizo hueco
el hombre hierro
madera
cal,
peón
de ajedrez triangular
debilitando pretensiones
con lenguaje
de cuchillos y de pólvora.
 
Lo empuja
el grito.
 
Cruza.
 
Trepa alto.
 
Vuelve
en ecos incansables.
 
Estremece
conquistada fibra.
 
Voces pálidas
fiebre
derritiendo los cerebros
le puso
la guerra entre los dientes.
 
Enhastó
igual bandera
limando
la áspera armonía
de su suelo.
 
Jineteando
caballos azules
pisó raya
en veredas coloradas.
 
Ardido de soles
hizo píe.
 
Amasó barro.
 
Hundió su rancho
en el paisaje.
 
Aprendió
idioma de urnas
con guitarra
y vino
derramado en los manteles.
 
La palabra
repetida caía de la boca.
 
La esperanza
bailoteaba entre la zamba
y se pegó en las paredes negras.
 
...y vio
pueblos
llegando
por sus calles.
 
Lo nombraron
voces apretadas.
 
Se encontró poco.
 
Lejano de camino.
 
Los unió
danza y humo.
 
Amor y canto.
 
Y fueron
manos
dispuestas a manceras
clavando reja
en la cáscara sedienta.
 
Los surcos
se humedecieron
de siembra.
 
Sintió
dolor de tierra
pariendo espigas.
 
Sembró trigo.
 
Comió piedra.
 
Ayer
fue tiempo
donde
germinó la espina.
 
Cruje
en la carne seca.
 
Corta el grito
en las telas profundas
agotando
la escupida.
 
Penetra
en los grises del destino.
 
Encuentra
jotes
revolviendo cielo.
 
Ancha
es la hora de la espera
peregrino
del tiempo
y de la lágrima.
 
Caminante
seco
de aire
y luz
con silencio
apretado
en cada ojo.
 
Sombra
ahogada de sombra.
 
Opaca
música de otoño
apuntalada de historia.
 
Ayer
fue tiempo
donde
germinó la espina.
 
. . . y de aquella
montonera
y lanza.
 
Nervio
y voz.
 
Pala
y hacha,
quedó
la masticada chilca
como risa mezclada en la saliva.
 
Y allí
donde tienen latido los terrones
el sol
está quemando los huesos
y la manos.
 
El ave
olvida la lombriz arrancada.
 
Ya hay baldío
llenándose de latas
 
y de pájaros muertos
 
POEMA I
y mi tiempo
juntos
en mis manos
una realidad
después
un sueño
sin horarios
 
POEMA II
tal vez
eran los dos
apenas una sombra
desde el principio
los ángeles
temprano los dejaron
caminar hacia el fin de la esperanza
soledad anidó en sus manos
poco a poco en la distancia
ni mínima luz
innecesaria guía en el camino
todo gris de siempre
se volvió negro
sólo una voz desde el desierto
llamó
para darles la única realidad de la
existencia
 
José Campus nació en San Juan (1930- 2009). Escribió poemas, cuentos y teatro. Publicó los libros: Quiero (1962), Marrón anterior (1967), Ayer fue tiempo y otros poemas (1968), Abigail (1971), Los libros de José Campus - Antología (1994), Entre cuatro paredes (1990), Cuentos de amor y magia (1992) y obras de teatro. En 1998 Textos de un caminante, seguido de Apuntes en 2001. En 2005 publica "Volumen 3", su tercer libro de cuentos. Fue incluido en San Juan en antología de poetas y narradores. Declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de San Juan.
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