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La existencia como flagelo. Por Omar Ramos

Novela de Damián Leandro Sarro, Flagelos íntimos, Alción Editora, (2018)

24.05.2020 16:43 |  Noticias DiaxDia  | 

 Fue en Estados Unidos, durante la década de los setenta y ochenta del siglo XX, cuando surgieron los textos que se denominan Realismo Sucio, o “Dirty Realism”.  Charles Bukowski, Raymond Carver, John Fante y ahora su hijo, entre otros, se han prodigado en el género. En ocasiones, se confunde el realismo sucio con pornografía o con variedades sucedáneas de aquélla. Nada más alejado de la realidad. Entre los escritores argentinos, se destaca el escritor José Ardanaz, por su texto Gente terminada, donde se configuran una serie de relatos contundentes, marcados por una tensión nerviosa entre lo trágico y lo absurdo de la vida común y corriente. 

La novela de Damián Leandro Sarro, Flagelos íntimos, Alción Editora, (2018), se inscribe en el movimiento literario referido porque la historia que narra se centra en la vida sórdida y descarnada del protagonista, capturado por las diatribas cotidianas de su infancia y juventud, como así también en sus miserias que lo llevan a la venganza. La trama es narrada sin ambages ni artificios. Prescinde mayormente de la descripción y del uso de adjetivos calificativos a los que este movimiento literario considera innecesarios.
 
Sarro nos muestra al protagonista en su vida cotidiana, que es endeble y punzante, en las relaciones sexuales con su tía Leonor y con La Mariel, quien años antes fue su maestra de escuela.  No faltan en estos vínculos el abuso, el incesto, los triángulos eróticos, la perversidad, el absurdo y ciertas dosis altas de opioides potentes, como el fentanilo, que podrían causar que la respiración de un hombre se parara completamente, lo que lo llevaría a la muerte. “Ahora, en el éxtasis de la situación, sentía cómo mi sangre, hirviente y densa, vengativa y maliciosa, recorría mi cuerpo avasallante”. 
 
Este narrador en primera persona se muestra desagradable, grosero, soez, machista, humillado en su infancia y adolescencia por esas dos mujeres.  Un hombre que vive con el olor nauseabundo de las cloacas y el aroma del asesinato. El autor logra adentrarnos en la psiquis de un personaje atribulado, capaz de los actos más viles. “La herida producida, inaugura la huella existencial que acompañará al niño de por vida, condicionándolo, ensimismándolo y hasta marcándole las directivas de muchas de sus decisiones, acciones y pensamientos”. “La venganza es el orgasmo psíquico por lo irresuelto gracias a la serendipia del momento”. 
 
La prosa y la temática convierten a esta novela en un texto de ruptura muy osado, sin eufemismos ni simbología donde el protagonista, en su afán de mostrase hasta lo más hondo de su ser, vive desnudo, en carne viva, en una existencia inquisitiva que nos permite conocer las profundidades de su psiquis. “Como perro hambriento, besé y saboreé cada ángulo de su esbelto cuerpo blanquecino, pude cubrir con mi fogosa saliva cada sector de sus curvas, cada extremidad, cada porosidad”. 
  La narración de la vida dolorida del protagonista se intercala con citas de diversos autores clásicos que enriquecen la novela, produciendo un contraste entre la fraseología oral y por momentos vil del personaje central y las presencias de Petronio y su Satiricón; de Rubén Darío en sus célebres Prosas; de Alejandro Dumas y Los tres mosqueteros; la proyección óptica en la novela de Adolfo Bioy Casares, La invención de Morel.  Cervantes y su Don Quijote de La Mancha. Freud y su psicoanálisis; los epígrafes de cada capítulo con las Odas de Horacio, y la incorporación de poemas en   la novela.
 
Damián Leandro Sarro es profesor en letras, dicta un taller en el grupo de sexualidad y literatura, y en la Facultad de Humanidad y Artes en la Universidad Nacional de Rosario. Su novela Flagelos íntimos lleva un prologo del escritor Federico Ferroggiaro. 
 
El final de la trama sorprende como flagelo y corolario de una novela que suscitará el espanto de los lectores encorsetados, presos de una literatura purista y casta, y movilizará la osadía y el arrojo de aquellos lectores que saben que la literatura admite el tratamiento de toda clase temas por más cruentos y aberrantes que sean. Lo que no cabe duda es que como corriente literaria el realismo sucio ha gozado de muchos detractores -o más- que de admiradores. Adhiero a estos últimos por considerar que Flagelos íntimos, es un texto de calidad literaria, que perturba en el sentido de que atrae por su originalidad la atención y la perplejidad de los lectores.   
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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