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MEMORIA. VERDAD Y JUSTICIA: ROUGE ES UN TEXTO QUE ABORDA LOS JUICIOS POR LOS CRÍMENES DE LA DICTADURA

Por Omar Ramos*

13.11.2023 19:56 |  Noticias DiaxDia  | 

Rodolfo Yanzón, jurista, abogado y militante de organizaciones de Derechos Humanos, defensor de presos políticos e impulsor de muchísimos juicios contra los represores de la última dictadura cívico militar por delitos de lesa humanidad, ha escrito Rouge, una mirada sobre los juicios por los crímenes de la dictadura, publicado por Nuestra América Editorial, 2021. Un reseña sobre los procesos judiciales contra la crueldad de los que se autotitularon Fuerzas Conjuntas, contando detalladamente la información de los hechos, el accionar de los poderes ejecutivos de los distintos momentos históricos y los diversos fallos de la justicia. 
El texto lleva dos epígrafes, uno de Max Aub, escritor español de origen francés y alemán, que tras la guerra civil española se exilió en México y otro del escritor argentino, Andrés Rivera, quien en su novela histórica El manco Paz, dice “Y escapó para cumplir el dicho judío: Resistir a la tiranía es obedecer a Dios”. 
Es de destacar también por su poder de síntesis y contenido, el prólogo de Félix Crous, quien en uno de los párrafos afirma que “La resistencia del heroico movimiento de derechos humanos de la Argentina, conformado prioritariamente por las propias víctimas, permitió un proceso de Verdad y Justicia con marchas y contramarchas, que bien cuenta Yanzón”. 
El autor no sólo se refiere al accionar criminal de las Fuerzas Armadas Argentinas sino que también da cuenta de la denominada Operación Cóndor, donde las dictaduras de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay organizaron un cruento operativo transnacional para matar a los opositores políticos y no solamente a ellos sino como dijo el general Ibérico Manuel Saint Jean: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y finalmente a los tímidos”.   
Rouge no sólo da la información jurídica de los juicios y de la épica resistencia de los movimientos de derechos humanos, sino que también ahonda y describe hechos singulares por lo trágico como el secuestro y posterior muerte de funcionarios de la embajada cubana; la quema de libros que se opusieran al “ser nacional”; los vaivenes, en muchos casos la negativa, en distintos países cuando abogados y familiares reclamaban por los desparecidos de origen judío, español, italiano, francés, sueco y alemán. También los trámites para lograr la extradición de los genocidas a esos países cuando fueron eximidos de responsabilidad por las leyes de punto final y obediencia debida de Alfonsín y posteriormente con los indultos de Menem. Si bien el juicio a la juntas tuvo su mérito y adquirió relevancia en estos días por la reciente película Argentina, 1985, con su enfoque netamente alfonsinista, como bien se explicita en Rouge “sólo sentenció dos prisiones perpetuas, dos condenados a penas mayores a diez años, otro a cuatro y cuatro absueltos”.  
El libro informa la tarea de las fiscalías, juzgados, tribunales, Cámaras y La Corte Suprema que durante años rechazaron los pedidos de condena a los represores y posteriormente otros magistrados como el juez federal Arnaldo Corazza, quien en La Plata declaró la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad y ordenó las detención del capellán de policía bonaerense Von Wernich.  El 30 de octubre de 2003, el juez Torres procesó a Jorge tigre Acosta por la privación ilegal de la libertad y tormentos a 57 cautivos en la ESMA y el Tribunal de Nuremberg ordenó la detención de Massera y Suarez Mason entre otros ejecutores del Terrorismo de Estado. Con anterioridad, en noviembre de 1999, el juez español Garzón decretó la captura de 98 militares argentinos y la de Pinochet.    
Posteriormente Rouge destaca que en el año 2003 el Senado de la Nación sancionó la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, leyes 23.521 y 23.492, que impedían que se juzgara a los responsables de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar. El 2 de septiembre de ese mismo año el Poder Ejecutivo, a cargo del entonces presidente Néstor Kirchner, promulgó la ley 25.779 que declaró la nulidad de las leyes de impunidad. Con posterioridad, en junio de 2005, la Corte Suprema declaró en la causa “Simón” que ambas eran inconstitucionales. Lo que permitió que cientos de represores, civiles y militares, cuyos enjuiciamientos se habían interrumpido, sean juzgados. Yanzón menciona y analiza los fallos que ratificaron la inconstitucionalidad de los indultos como el de la Corte Suprema que, con los votos de Zaffaroni, Highton, Lorenzetti y Maqueda, en el año 2007, confirmaron la inconstitucionalidad del indulto al general Santiago Omar Riveros, comandante de Institutos militares durante la dictadura, con la opinión favorable del procurador Esteban Righi. Ese mismo año, la Cámara Federal declaró inconstitucionales los indultos de Videla y Massera, aceptando el planteo que hizo Yanzón y otros abogados desde la Liga Argentina por los Derechos Humanos y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. El 31 de agosto de 2010 el fallo fue homologado por la Corte Suprema.   
Hay en este texto una selección de frases instructivas y arteras como cuando Henry Kissinger afirmó: “Si hay cosas que tengan que ser hechas, deben hacerlas rápido. Pero deben volver rápido a los procedimientos normales”. O la lapidaría frase del teólogo Ernst Kasemann, quien después del secuestro y asesinato de su hija Elizabeth, criticó la política exterior de Alemania. “Un Mercedes Benz vendido vale más que una vida humana”. 
El texto en su acápite Los maestros refiere que en 1958 unos 150 oficiales argentinos fueron autorizados a viajar a Francia y a Argelia para observar en el lugar los métodos y el estudio para enfrentar la guerra revolucionaria. El dictador Reynaldo Bignone fue uno de los participantes. Uno de los textos más utilizados fue el del coronel Roger Trinquier, titulado “Guerra, subversión, revolución” en el que se justifica la desaparición de personas como método para producir pánico en la gente y obtener su “colaboración”. Va de suyo que la tortura era un ítem esencial de las técnicas que aprendieron y utilizaron los militares de la dictadura. También por la Escuela de las Américas, ubicada en la zona norte del canal de Panamá, se aleccionaron entre las décadas del ‘50 al ’80, 3.800 militares argentinos, mientras otros 1.200 fueron entrenados en instituciones castrenses de los EEUU. 
Es un logro también el título del libro. El texto menciona que la militante Graciela Daleo y otras cautivas, en momentos que estaban detenidas en la ESMA, antes de las salidas a restaurantes que organizaban los represores, debían maquillarse y ponerse rouge en los labios. Daleo pidió permiso en una parrilla para ir al baño. Cerró la puerta y escribió con rouge en la pared: “Milicos asesinos. Massera asesino. Vivan los montoneros”. Luego, regresó a la mesa donde era una prisionera. Los torturadores charlaban y las detenidas debían guardar silencio.  
En definitiva, Rouge es un testimonio ineludible que brinda una información minuciosa y precisa, acompañada de análisis y reflexiones del autor, quien fue y es partícipe directo como abogado en los juicios por los delitos aberrantes cometidos por la dictadura.  Este libro debería ser de lectura en los colegios secundarios, escuelas terciarias y en las universidades, en tiempos actuales donde algunos jóvenes votaron por la extrema derecha. Otros, en cambio, afortunadamente, siguen luchando por la Memoria, Verdad y Justicia, militan por la defensa de los derechos humanos, algunos son legisladores y otros abogados que patrocinan los juicios contra los represores.  
      
* escritor, periodista y abogado
 
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