BAHIA ZORRO
Suaves lomas de junco y turba, hasta que la bruma del mar las rompe. Los gaviotines te sobrevuelan, el graznido agudiza el profundo silencio, parece no mojarlos el rocío constante.
El viento helado castiga duramente.
Las lágrimas en mi rostro ya han marcado un camino, hoy traen el cuerpo de Simón…
Era mi amigo.
Una mezcla de dolor y miedo se me clava en el pecho, abre una llaga desde mi garganta hasta mi estómago.
Hoy todo es más duro.
Lloro y a Dios me aferro.
Es todo lo que tengo, en El creo.
Desde el alma le pido que tu muerte no sea en vano.
Simón Antieco.
POESÍA ARGENTINA Y MALVINAS. UNA ANTOLOGÍA (1833-2022). Investigación, selección, prefacio y posfacio de Enrique Foffani y Victoria Torres (Coordinadores)