Que se mezcle en lo cotidiano, que no excluya. Por Claudia Ainchil

Comunicar más allá de las palabras. Convertir las densas humaredas en preguntas, en tentativas de tiempos que van y vienen. Puertas y ventanas abiertas, siempre apostando a eso como un eje imprescindible. Decir poesía y que un arco iris nos cobije. Después de lluvias que bueno es encontrarse con todos los colores bien juntitos, puedo decir ante semejante espectáculo que nada es imposible.Decir imagen y escabullirnos en esas máquinas que nos trasladan a los tiempos sin cronómetro. Queda estampada una parte del alma en la sacudida imperceptible del ojo que ve lo que muchos no miran. Quien actúa hace. Nos construye. Una pintura como cuando eramos parte de la infancia y el asombro provocaba. Nos provocaba. Los pelos se erizan, sensaciones deslumbran, es el telón que se abre, cada espejo habitado. El otro. Una poesía para todos, que se mezcle en lo cotidiano, que no excluya. Una poesía de amores completos e incompletos, de palabras desembocando en territorios de sensibilidad que nos deje boquiabiertos. Poesía que pone la carne al asador, que se pone al asador, que no tiene nombre específico porque no desea un mote. Una poesía que puede ser anti poesía, que puede ser mano extendida, que puede ser lo que cada unx quiera que sea. Porque nada es imposible. Y el amor es mas fuerte dice una canción.