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Poemas de Julia Tiraboschi (Catamarca)
09.03.2025 12:39 |
Noticias DiaxDia |
Viciado
Nada es inocente
ni el gesto ácido de la vecina
que enarbola leyes fantasmas y elitistas
en nuestra calle de tierra,
ni el programa farandulero con más zombies
ni el algoritmo sesgado
que masturbamos con nuestro tiempo.
Ni lo que parece natural,
todo es aprendido.
nada es inocente,
ni los pasos que elijo dar
en este ludo argentino
ni la fakesnews de la que somos cómplices.
Nada es inocente,
ni el calor ni los incendios, ni el hambre,
ni el laberinto del minotauro libertario,
con su séquito con neuronas de vacaciones
que rinden culto
al Führer.
Y nosotros, desde el arte,
nos purgamos el amargor con sal
como las berenjenas
antes de ser devoradas.
Nada es inocente,
todo resulta ser una cadena gruesa
de podredumbre política,
el maquillaje de lo que no se admite,
del hartazgo político histórico.
Nada es inocente.
ni el haberle permitido llegar
a donde está.
Pimienta
La viajera incansable
es polvo de estrellas
que enciende fogatas de pimienta roja.
Tiene la combinación perfecta,
rebelde sin madurar
sos especia que no se puede enfrascar
eco de desafíos
que explora el mundo con su secuaz
y resuelve misterios con
lenguetazos y coletazos.
Te deslizas suave y torpe
por las baldosas de sumalao
disfrazando la ansiedad
En ternura
y mordés los calambres del alma
con la audacia de quién no conoce
los límites.
Sos huella de fuego, intensa, picante
fresca como risa juvenil.
tus ojitos pardos perdidos en tu máscara azabache
convierten lo ordinario
en aventuras.
Los nombres no son casualidad
y el tuyo estaba escrito en tu esencia.
El abandono fue el sueño árido
donde tu raíz se fortaleció.
Autómata
A veces soy un robot
como caballo con anteojeras
bebo una copa del status quo
y me dejo corromper por normas absurdas
me camuflo, soy una más.
A veces soy un robot
me desdoblo en distintas personalidades
me trago el cuento barato de lo partidario
me emperno en malas decisiones
patino entre discursos insensatos.
A veces soy un robot
disocio la realidad
extravío sentires, búsquedas, entes del ayer
y mi puente hacia el mundo
lo tiendo entre pantomimas baratas.
Me resulta indiferente la mierda ajena
aquella que se riega con aspersor…
En ocasiones lo inerte es necesario…
A veces soy un robot
me conformo con groseras ganancias
tomo el colectivo hacia el autosabotaje
silencio el escozor con música
me dejo sentir la adrenalina
del odio sinsentido.
A veces soy un robot
porque así
sobrevivo.
Romper todo
Romper los esquemas cuadrados y triangulares
de la adultez,
las medidas justas
las distancias limitadas.
Las miradas en túnel,
llevar a cabo un funeral
donde se pueda reir y bailar
- Y si se quiere, también llorar-.
Romper todo
los ciclos repetitivos de no se qué astro.
las fracciones de personas
que no suman nada.
Mi propia voz.
el escritorio y las lapiceras
que me pintan funcional.
Quemar el tiempo y
largar los remos
para correr despavorido
como perro frenético
deseoso de lo improvisado.
Romper la vida
el color sumiso que me tiñe,
lo previsible de mi aliento,
las decisiones truncas diarias.
Caminar al revés y sin mirar
Romper todo
porque lo inmóvil
se estanca.
Punto final
El balde rebalsado de hastío
ya no existen las miradas cómplices
hay demasiada conciencia
de las horas apiladas en nuestras espaldas
y esa pseudo juventud
arde atrás de la garganta
igual a un trago de whisky.
Como un árbol inclinado
por el ego del viento
mis virtudes aúllan en la noche
mientras las secas profundas
se extienden en el sabor de un mate lavado.
El balde rebalsado de hastío
y no hay perdón que quepa
en el ropero del alma
ni caricias paliativas
que nos enseñen a comprender,
que nos enseñen a escuchar.
Nadie quiere socavar los túneles internos.
nadie quiere, dicen que los asusta.
Como imanes errantes,
con esa enérgica antítesis funcional
en el eco de nuestras inocentes risas,
de puntas de pie habitamos el umbral.
Pero anoche me llegó un aviso:
El Instituto Nacional de Prevención Sísmica
informa que en las regiones de su psiquis
se perciben sismos de magnitudes elevadas.
Y que creo que solo anhelan el método
más dulce y menos peligroso de satisfacerme.
Solo que a veces, soy un foco quemado
que necesita ser cambiado.
Julia Tiraboschi, conocida como piel y motas, nació el 19 de octubre de 1994 en Catamarca, Argentina.
Es profesora de Letras, recibida en la Universidad nacional de Catamarca. Desde niña se desenvuelve en el ambiente artístico como actriz de teatro y cine. Escribe poesía desde su adolescencia.
Publicaciones como escritora: Antología del II Encuentro de Escritores de la Nueva Generación. Impreso en los talleres gráficos de Extensión Universitaria, Facultad de Humanidades, 2018. Publicó en diversas revistas de literatura y cultura: El Ganso Negro, revista digital de arte y cultura general, Tucumán. Espacio Menesunda, Revista digital de Escritos vomitivos/Colectivos. Catamarca, 2020. Antología de escritoras catamarqueñas “Punzante, nauseabunda y melancólica” Editorial cordobesa Bronca hermanos, 2022. “Letras presentes”, editora de Tierra del Fuego (2023).
Participó del podcast Poetas x Poetas, elaborado desde la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (2024). Actualmente está editando su libro de poesías.