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Eduardo Azcuy: El símbolo y la utopía. Por David Antonio Sorbille
08.04.2025 10:28 |
Noticias DiaxDia |
Eduardo Antonio Azcuy (Buenos Aires, 1926-1992) ha sido un intelectual que se distinguió como poeta, periodista, director de colecciones editoriales, y un pensador de notable trayectoria. Publicó tres libros de poemas: Poemas para la hora grave (1952), Poemas Existenciales (1954) y Persecución del sol (1972); además de su producción ensayística constituida por los siguientes títulos: El ocultismo y la creación poética (1966), Arquetipos y símbolos celestes (1976), El legado extrahumano (1976), Los dioses en la creación del hombre (1980), Rimbaud: la rebelión fundamental (1991), Juicio ético a la revolución tecnológica (1994), Asedios a la otra Realidad (1999). Como director y prologuista: Identidad cultural, ciencia y tecnología (1987) y Kusch y el pensar desde América (1989).
La poesía de Azcuy proyecta una filosofía basada en la búsqueda del sentido de la vida y el ejercicio simbólico del poetizar como factor determinante de la realización humana. En su proceso creador, no faltaron los poetas como Rimbaud y Rilke, y también Borges y Marechal. Asimismo, F. Schelling, F. Nietzsche y Carl Gustav Jung fueron los pensadores más influyentes.
Al respecto, esa convergencia entre la poesía y la filosofía, fue sostenida por una incipiente fe religiosa, y su dedicación a los clásicos como Virgilio y Dante.
Su compromiso con la cultura y la historia de la humanidad, conformó un espíritu abierto a la contemplación y el estudio de las verdades ocultas que subyacen al imperio de la razón.
Asimismo, Azcuy advirtió el rumbo de los avances tecnológicos que no tuvieran como objetivo el progreso mental y material de las sociedades que se debatían en la ignorancia y la desigualdad. “La pérdida de la visión espiritual, la desacralización progresiva de la sociedad contemporánea, especialmente de la civilización tecnológica, son signos de la crisis que precipita al hombre a la depredación del planeta, sumido en la alienación y el sin sentido”.
Y a propósito de la obra poética y de pensamiento de Azcuy, Graciela Maturo señaló no haber merecido la atención necesaria, “hecho que no es raro en un medio intelectual decaído, que incurre a menudo en el olvido de sus mejores protagonistas”.
En otro de sus notables aportes, nuestro poeta expresa: “Frente al poder transnacional y a su proyecto autoritario de “reordenamiento cultural”, proponemos exaltar las particularismos, la persistencia de las identidades nacionales, la pluralidad étnica y cultural de las comunidades y su irreductible singularidad”.
Azcuy denuncia la matriz rígida y excluyente que promueve la inteligencia artificial como panacea absurda y totalitaria que ciertos reductos políticos y culturales pretenden obviar encerrados en su cápsula del saber ajeno a la realidad y a los valores humanos que deben prevalecer, pues son los que afirman la identidad cultural y el espíritu crítico de los pueblos en sus luchas contra toda forma de sojuzgamiento.
Y en esa línea de pensamiento, encontramos una galería de autores que intentaron desafiar el determinismo fatal de los impulsores de la decadencia occidental, pues el futuro se dirime entre la resignación y la utopía. “El pueblo –decía Leopoldo Marechal- recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria”. Sólo así, -destaca Azcuy- podremos oponernos a la disolución y a la pérdida de nuestro destino , que –agrego- debería conciliar las aspiraciones personales en una comunidad organizada.
La misión del escritor está determinada por su conciencia ética, su actualización creativa, su cosmovisión opuesta al tecno feudalismo, al neocolonialismo pedagógico, y al discurso pseudo progresista que nos sumerge en la inacción teorizante.
En este mismo trayecto, sito nuevamente a Graciela Maturo: “El poeta, el narrador, el dramaturgo, fueron desde la Antigüedad quienes señalaron las limitaciones de doctrinas deshumanizantes, los abusos del poder y el peligro de la cosificación humana” Por eso, surge la poesía como emblema de una forma de pensar y realizar, pues al fin y al cabo, nuestro poeta nos dice: “la poesía es el modo expresivo de un estado de ser signado por la transparencia; un estado de apertura o disponibilidad al que podría denominarse estado de poesía”, desde la cual afirma su posición en favor de lo simbólico y la construcción de la utopía.
Bibliografía
1http://pabellondepalabras.blogspot.com/p/el-ocultismo-y-la-creacion-poetica_25.html
2 Azcuy, Eduardo: Asedios a la otra realidad. Una búsqueda de lo metafísico-real, Ed. Kier, 1999.
3/6 Maturo, Graciela; Misión del escritor en el siglo XXI: La respuesta de Eduardo Azcuy,
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7553325
4/5 Azcuy, Eduardo; Identidad cultural. Ciencia y tecnología. Aportes para un debate latinoamericano, F. García Cambeiro, 1987.