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Poemas de Rubén Vela (Santa Fe)

15.06.2025 00:05 |  Noticias DiaxDia  | 

AMÉRICA

"Esto es América", me decían,
mostrándome las altas cordilleras,
el suicidio del sol sobre los trópicos,
los grandes ríos furiosos.
Sólo vi pies descalzos,
criaturas americanas
sobre el hambre y el frío
como frutos desnudos.
"Esto es América". Sobre las tierras
indias del centro y del sur
vi desolación. Y, al borde,
las grandes ciudades opulentas, sólo
al borde...

EL CAZADOR (Arte poética)
I

En la noche propicia
enciende el fuego.
Ponte el manto de guerra.
Súbete a un árbol
y acecha las palabras.

En la mano izquierda el trueno.
En la derecha, el rayo.

II
Con tu asombro más íntimo
purifica una piedra.
Arrójala a los aires.
Que descienda la piedra
con su manto de lluvia
hacia la tierra.

III
Prepara bien la flecha,
tensa el arco.
Apunta a ese silencio:
liberarás el trueno.

El trueno liberado
aún no es poesía.
Conviértelo en silencio.
Deja el arco y la flecha
y abandona la caza.

Si el silencio persiste
en el incesante trueno
habla por ese silencio,
aliméntate del trueno.

Y sabrás el verdadero
nombre de las cosas.

A César Isella

MANERAS DE LUCHAR

Que no me digan
que escriben simplemente,
que dicen el poema
sin pensarlo siquiera.
Que él nace porque sí.

Es un arduo trabajo,
un oficio de herreros,
un hacer proletario.
Un cansancio que continuará mañana.

Que no me digan
que se hacen poemas sin sudores,
sin una larga y violenta jornada de trabajo.
Tengo las manos como las de un labriego,
duras, gastadas, llenas de poemas.

UNA HISTORIA

I

Quiero contar, amigos,
una historia muy simple.

Y hablar simple no es fácil.

Cuando tuve hambre
creí que dejar de tener hambre
era conquistar la libertad.

Cuando tuve sed
creí que dejar de tener sed
era ganar la libertad.

Orgulloso,
ya sin hambre ni sed
edifiqué mi casa solitaria
en una ciudad sin hombres.
Encerré mi libertad.

Pero ella fue mía
sólo por un instante.

II
Nadie tuvo la culpa.
Para su inmenso amor
la casa era muy chica.

Su amor una ventana
más grande que la casa.

Una ventana en libertad.

III

Guerrillera de auroras
escapó simplemente
musical y desnuda.

Iba de pueblo en pueblo
deslumbraba a los hombres
paría
hijos
hermosos.

Encerrado en mi casa
yo nada comprendía.

Ella
hacía crecer
la música.

La libertad desnuda.

IV
Un día

abandoné mi soledad inútil
mi débil fortaleza.

Me mezclé con los hombres.
Descubrí mis hermanos.

Heredé su alegría.

V
En medio del festejo
en mitad del almuerzo generoso
alquimistas del odio
derramaron el vino.

Y vi la mesa diaria
hecha de pan e hijos
de sudor y trabajo

destruida.

VI
De la tierra incendiada
surgieron
radiantes
mis hermanos.
Ellos eran la Tierra.

Levantaron sus casas.
Construyeron
otra mesa más grande
en la matriz bravía
de la tierra.

Comieron de nuevo en esa mesa
con un amor distinto.
Dieron salud al mundo.

Conquistaron
a fuerza de coraje
la libertad perdida.

La libertad de Todos.

VII
Entonces comprendí.
Y ella vino hacia mí
recuperada
en el áspero lenguaje
de los pueblos.

IGNORANCIA
            A Sebastián Antonio Jorgi

Yo no he aprendido todavía
cómo se hace el poema.
No he entendido los libros de texto
ni sus preceptos infalibles.
No lo he colocado sobre una mesa de disección
para analizar una por una sus palabras.
Ellas parecen decirme ¡Mira!
si el poema es rebosante
en pureza
allí está el poema.
Él nos permite despertar
y sabernos en el mundo.
Recibe las palabras
con las manos desnudas.
Arrójalas al papel
sin premeditación, sin impaciencias.
Ellas hallarán el camino,
encontrarán su sitio,
acomodarán su ritmo
y ya nadie jamás podrá reemplazarlas.
No hay sombras en el poema.
De pobreza y enfermedad
llegarás a la radiante alegría
del ojo por el cual contemplas el poema
y desde donde el poema te contempla.

AMÉRICA

Con la piedra fijé el nombre de mi raza.
Lo salvé de la segunda muerte, del olvido.
Con la piedra hice el falo funerario, su arrogancia
y su orgullo.
Ésta es la piedra viva que fecunda los campos y
las mujeres.
Ésta es la piedra hembra, ésta es la piedra macho,
donde frotan su vientre los reciéncasados.
Es la piedra de lluvias.
El alma de mis muertos.

Rubén Vela nació en la provincia de Santa Fe, en 1928. Integró la Generación del 50 y el movimiento Poesía Buenos Aires. Era licenciado en Antropología y Arqueología. Fue presidente de la Sociedad Argentina de Escritores y delegado argentino de la Unesco. Integró el Cuerpo Diplomático argentino, siendo embajador en numerosos países. Como poeta obtuvo, entre otros galardones, el premio internacional del Pen Club de Brasil, la Faja de Honor de la SADE y el Gran Premio de Honor «Esteban Echeverría» por la totalidad de su obra. Murió en el año 2018, en Buenos Aires.
Obra publicada: Introducción a los días, 1953, Escena del Prisionero, 1955, Veranos, 1956, Radiante América, 1958, Poemas indianos, 1960, Poemas americanos, 1963, Poemas australes, 1966 ,Los secretos, 1969, La palabra en armas, 1971, El espejo, 1979, Maneras de luchar, 1981, Crecer en libertad, 1983 , Poesía y libertad, 1996 , Poemas americanos, 2004 , Obra poética 1953-2004, 2006, El cazador, 2010 , Verano - Escena del prisionero, 2011,  Los días, los días - De mi raza, 2011,  Radiante América, 2011 , Poemas con pueblo, 2011,  Poemas como piedras, 2012,  La Bestia del cielo, 2013, Del Poema, 2014






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