cultura-de-jujuy-a-tierra-del-fuego |
Osvaldo Soriano: La memoria del olvido. Por David Antonio Sorbille
17.08.2025 00:05 |
Noticias DiaxDia |
Osvaldo Soriano, escritor, periodista y testigo insuperable de su época, nación en la ciudad de Mar del Plata el 6 de enero de 1943. Hijo de Eugenia Goñi y José Vicente Soriano, deambularon a raíz del trabajo de su padre en Obras Públicas, por diversos pueblos del interior, hasta afincarse en la ciudad de Tandil. En su juventud, abandonó los estudios secundarios y se dedicó a múltiples empleos, incluida la práctica de fútbol y su pertenencia al club San Lorenzo de Almagro.
La experiencia de Soriano como lector, destaca obras clásicas de Dostoievski, Flaubert y Stendhal, como: “Los Hermanos Karamazov”, “Madame Bovary” y “Rojo y Negro”, a las que se suman los “Cuentos de amor, de locura y de muerte” de Horacio Quiroga, las novelas de su admirado Roberto Arlt, Julio Cortázar, y después Raymond Chandler, Osvaldo Bayer, Dashiel Hammett, George Simenon, Graham Greene, Rodolfo Walsh y Bioy Casares. Su labor como periodista se inicia en el diario El Eco de Tandil, y en 1969 integra la redacción de la revista Primera Plana. Luego, continúa en Semana Gráfica, Panorama y La Opinión.
En 1973, publica su primera novela “Triste, solitario y final”, (“mezcla amarga, irónica y absolutamente genial” Michelángelo Antonioni). En 1974 fallece su padre, y escribe su segunda novela “No habrá más penas ni olvido” (“sitúa a Osvaldo Soriano en una línea absolutamente diferente a las de los autores latinoamericanos del Boom” Italo Calvino), publicada en 1978 y llevada a la pantalla por Héctor Olivera en 1983, quien ganó el Oso de Plata.
Prosigue su carrera en el diario Noticias y en El Cronista Comercial, y en 1975 escribe junto a Aída Bortnik el guión del filme “Una mujer”. En 1976, Soriano viaja a Bruselas en medio del Golpe de Estado del 24 de marzo: “La dictadura ha significado para mí, el mal absoluto. No me salen matices para explicarla… ¿fue cielo alguna vez la tierra que se convirtió en infierno? Los abuelos de nuestros padres decían que sí”.
En ese tiempo conoce a Catherine Brucher con quien se casó en 1978 y se trasladan a París, donde en 1979 funda la publicación mensual de crítica literaria Sin Censura, junto a Julio Cortázar y Carlos Gabetta. Mientras tanto, colabora en medios periodísticos italianos y franceses y en 1980 publica “Cuarteles de invierno” (“Es un libro lúcido, terrible y valiente, que demuestra además la poderosa conciencia civil, democrática y política de Soriano” Antonio Tabucchi) considerada la mejor novela extranjera de 1981 en Italia, y en 1984 su adaptación fílmica dirigida por Lautaro Murúa.
En ese año, Soriano termina su exilio y publica la magistral novela “A sus plantas rendido un león”, y en 1987, integra la redacción del diario Página 12. En 1990 nace su hijo Manuel y publica el cuento infantil “El Negro de París”. Luego, aparece su novela “Una sombra ya pronto serás” (“Soriano posee su estilo de brutal eficacia” John Updike), llevada al cine por Héctor Olivera en 1994.
En 1992 publica la novela “El ojo de la patria” (las desventuras de una historia en “ese tono zumbón, ágil y lleno de guiños, que hace que quien comienza a leer un libro de Soriano no pueda abandonarlo” Roberto Fontanarrosa), y la colección de “Cuentos de los años felices”.
Un año después, publica su última novela “La hora sin sombra” (“Soriano dio en este libro lo mejor de sí a su ternura, su melancólico humor, las tensiones de un lenguaje siempre transparente y nos enseñó que la vida es algo que los hombres pierden a cada paso, y el relato es algo que, con cada paso, ganan” Tomás Eloy Martínez).
Sus obras incluyen los artículos que integran: “Artistas, locos y criminales” (1983); “Rebeldes, soñadores y fugitivos (1988); “Piratas, fantasmas y dinosaurios (1996); “Arqueros, ilusionistas y goleadores” (1998) y “Cómicos, tiranos y leyendas” (2012).
Julio Cortázar celebró a Soriano “por el perfecto humor de su prosa y los diálogos que le dan al relato su ubicación perfecta y esa verosimilitud de lo absurdo que es el privilegio de los mejores novelistas”. Mempo Giardinelli lo califica “brillante en la ironía, el humor, la agudeza para leer la política y además hizo un culto de su pasión deportiva”. Reynaldo Sietecase: “Las historia de Osvaldo Soriano son inoxidables. Porque están bien escritas. Porque cruzan magistralmente aventura y emoción. Porque es un maestro en el difícil arte de escribir sencillo”.
Osvaldo Soriano también escribió: “En alguna recóndita parte de nosotros se enhebran los hilos invisibles de un sueño inconcluso: una igualdad de oportunidades en la que no haya miseria ni ignorancia; una independencia que no signifique aislamiento ni odio. Una utópica nación de hombres honestos que haya pagado sus deudas con el pasado”.
Finalmente, el 29 de enero de 1997, en la ciudad de Buenos Aires, nos enteramos que de pronto la mañana se nos partió en el alma dejándonos más solos, o tal vez con la leve esperanza de planear algún reencuentro entre la pasión del ausente y la verdad que surge de las sombras de una historia que nos aprieta y nos duele, como el amor hecho de gestos que comulgan con los sueños y delirios que vuelan como palomas sin dueño en el silencio del exilio, en la memoria y en la ilusión de asumir la muerte como un saludo de bienvenida, porque Osvaldo se nos fue como uno más de los nuestros.
Bibliografía:
Soriano por Soriano. 2010. Seix Barral.