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La vara y el río de Laura Klein. Por Pablo Queralt

27.08.2025 18:26 |  Noticias DiaxDia  | 

El tiempo como el agua marcan lo tangible y también lo inmaterial que va en ello, un saber si vivir o no, es tan sencillo y tan difícil, ese espacio entre ser y no ser y el transcurrir en ese espacio. En el rostro viviente hay un golpear también de la mente entre el desorden y el orden de una vida que no quiere ser inercia sino ganas de vivir. Un planteo discursivo, porque hay que saber para internarse en estos temas esenciales y colocar el rio con la justa vara, con los propios órganos y precariedades para que la cara no sea la simple apariencia de estar ahí, sino ser ahí. En ese choque incesante de movimiento los versos y las imágenes modelizan este umbral del pensar el porqué y el para qué. En un paradigma estético que lleva a puntos extremos a sus coordenadas junco-vara- rio- golpear el rostro- lo sacado del agua que tal vez quisiera vivir. No hay paz en este concierto, si batalla entre lo que quiere vivir y morir. Teatral movimiento de piezas que encajan en este conocerse y desconocerse al ritmo de la vara y el rio fuerza- memoria, transito, signos con la fuerza de un sentido o del sinsentido dibujándose en el poemario, porque para encontrarse hay que perderse para que la muerte sea muerte y el pájaro pájaro. La vara como elemento corrector y el río como torrente majestuoso de vida que la voz de la poeta modeliza con destreza entre estas dos tensiones. Golpe a golpe la vara y la cara digiriendo algo que bajó al mundo que no estimula mucho las ganas, vivir es un trabajo con todos los indigentes que uno tiene en este vivir, entre lancha y vara golpeando a la cara de los días que transitamos. La molienda de esta vida entre un mundo manso y su noche oscura que se corporiza, en un futuro venturoso donde el primer amor escapó de la ternura. Crecer en la vida, salvar la cara, en un poema de amor y lucha. Con todo eso que tira para bajo infinitamente desde que el mundo es mundo. Pero quién puede golpear el alma en un silencio magnífico, en este tomar y dar entre golpe y ensoñación, a que orilla poder llegar? Panorama de delta donde el yo se proyecta en sus múltiples dimensiones para ser ahí. Entre lo que se lleva consigo y lo que se deja para sobrevivir, la pregunta se repite

“He perdido mi vara entre los juncos flexibles y verdes que bordean la orilla.
El río me buscaba para morir, yo me corría.
¿Dónde? no importa. Pregunto: ¿qué quieren?
Vivir, decimos, vivir. Lo vemos, pero sigo preguntando”.

Consiste en una educación para no perderse, en uno mismo, de uno mismo. Se va modelizando el poema como un relato con uno mismo y conversatorio con otro, entre lo inteligible y lo sensible, las ideas e imágenes se encabalgan unas a otras rechazando un exterior amenazante donde se asimila el macrocosmos con el microcosmos en una lucha de oposiciones, ritmando tiempos y espacios, generando producciones de subjetividad, entre formas materiales a entidades inmateriales como método estilístico territorializando el para sí y los misterios del existir. Vamos en conformaciones rizómicas, en lo bello del dominio estético de lo oscuro y doliente en lo fragmentado buscando la valorización de lo trascendente. Las verdades absolutas de la vida se ponen en juego con inteligencia y bella ternura poética, en un tono de lucha, y búsqueda de salvación en la insatisfacción y el sentido del ser aquí.

“Paro el golpe, en la idea de una luz amiga. El cauce de las cosas me amedrenta, sé que es una quilla y que me aplastará. Ya viene por mi río, el que me hice arañando metro a metro las rutas de mi felicidad.”

Un libro atravesado por el dolor de vivir en una dimensión de emergencia neutralizada por códigos, reglas, leyes, que azotan con sus varas al devenir río, vida, que no admite el trueque de fichas, intensidades que hacen estallar universos de valores, como focos de resistencia y resingularización a partir de huellas y síntomas, reterritorializando choques existenciales de lo infinito sobre los modos finitos en su movimiento incesantes de enunciados y versos.

“Alrededor, la ausencia de todo lo que podría prevenir el golpe en una cara. Canción de cuna para una lancha rota sobre el rostro.”

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