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Demasiados homenajes

 Un dignísimo hecho histórico es rescatado del olvido y recreado en escena. Pero esa recreación se mezcla con tantas otras intenciones que todo termina convirtiéndose en una propuesta cansadora y confusa. 
 Demasiados homenajes

05.07.2013 08:53 |  Bordegaray Lucho  | 

Osvaldo Bayer es un hombre enorme que no cambia sus convicciones y actúa de acuerdo a lo que piensa. Sumado esto a su perseverancia, su vida resulta ser un ejemplo de lucha que ha sostenido con ideas y palabras. Y es gracias a él que no se ha perdido en el olvido la miserable represión que padecieron los obreros patagónicos a finales de 1921. Es más: pensar en ese millar y medio de víctimas es para la mayoría de nosotros volver a las imágenes de la película La Patagonia rebelde, basada en el libro Los vengadores de la Patagonia trágica, del mismo Bayer. Sin embargo, esas imágenes en celuloide no incluyen las de un episodio ejemplar y que es el que viene a rescatar la obra Las putas de San Julián: la decisión de cinco prostitutas de ese puerto santacruceño de no tener sexo con los soldados que habían impuesto el orden con fusilamientos. Ellas cinco fueron las únicas personas que expresaron su repudio a tanto asesinato, mientras la sociedad entera se dividía mayoritariamente entre quienes celebraban la sangre derramada y quienes callaban. Y caro pagaron las cinco su osadía.
Hasta aquí, todo está bien. Es bueno rescatar a esas cinco valientes y es bueno celebrar la memoria de ellas a través de los datos que Bayer rescató. El problema es que la pieza teatral hace un relato de ese hecho y lo atraviesa con el mismísimo Osvaldo Bayer presente en el escenario, más un personaje que lo representa en la actualidad y hasta otro que es el Bayer a sus cuarenta años, y como si esto fuera poco, la madre de Bayer y Marlene Dietrich, pretendiendo a la vez recrear un hecho histórico, acercarnos un testimonio directo, brindar un homenaje y hacernos conocer un poco más a Bayer. Demasiado para una obra de teatro. 
Es indudable que Rubén Mosquera, dramaturgo y director de Las putas de San Julián, admira a Bayer, pero los directivos del Teatro Nacional Cervantes debieron comprender que la admiración expresada en una obra de arte es algo que sólo logran hacer dignamente algunos enormes artistas. Debieron pedirle a Mosquera una obra y a Bayer –para no exponerlo– pedirle una charla, o tantas charlas como funciones se hicieran de la obra, una al final de cada función, lo que hubiera sido mucho más beneficioso. Porque ¿para qué haberle ofrecido a Bayer aprenderse unas líneas y ponerlo a actuar cuando él podría, silla y micrófono mediante, contarnos esa y tantas otras historias que bien conoce y bien merecen ser sabidas? Y teniendo en cuenta la intención didáctica de la obra, ¿para qué mezclar planos e historias? 
Lo que tenemos es una obra imposible de presentar en distintas salas y cuya dramaturgia es efímera, ya que Osvaldo Bayer hay uno solo y él mismo asegura que morirá a sus 99 años.
Se anuncian sólo ocho funciones. Público no le faltará. Personas que confundan el respeto a Bayer con la valoración artística, tampoco. 
Que quede claro que Osvaldo Bayer y las putas de San Julián merecen recuerdo, reconocimiento y homenaje, pero eso no significa que merezcan esto, porque todo junto resulta un sinsentido. 
Lucho Bordegaray
 
La ficha artística y técnica y la información de las funciones de esta puesta de Las putas de San Julián las encontrarás actualizadas en http://www.alternativateatral.com/obra28311-las-putas-de-san-julian
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