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Poemas de Daniel Arias (Buenos Aires)

04.02.2025 10:00 |  Noticias DiaxDia  | 

Aquí nadie duerme,
la ciudad con los escombros del día
reposa como un pájaro alucinado,
el silencio del asedio se extiende
en un paisaje de murallas
no se debilita ni amaina ni promete,
hace su esforzado trabajo destructor.

Amanece,
los peregrinos ahogados
por el veneno del maquillaje,
los arrojados a la tempestad,
los de mejillas oscuras,
los que desean ser libres,
todos en un canto coral,
arrodillados en largas filas
nos inclinamos en la esperanza,
somos huéspedes de la tierra
y ya no tenemos temor.

****

De pie en el umbral de la herrería, el prodigio,
humo de fragua, fuego y acero al rojo blanco,
olor a pasto y a caballos
mañana cimbreante en el yunque
el herrero y el martillo ardiendo
de sudor y sacrificio.
Misterio y costumbre de cada día
un bosque secreto en los rostros,
silencios y herraduras golpeando
el cemento y un rumor en el ocaso.

La herrería se fue lentamente en el humo
subió a la medianoche y se perdió mansa
con sus carbones ciegos
la fragua y el yunque dormidos
y el misterio del martillo en el aire.
Me he quedado solo y secreto, sin umbral.

a la herrería de Donato Álvarez y Llerena

****

En aquellos tiempos un polvo verde caía del aire quieto
callaban las campanas y la pisoteada misericordia,
esa marcha de amianto, bajaba aliento al esforzado brazo
que hundía su pala en firmamento de carne joven,
llaga mortal de los cuerpos frente a una luna enferma
que no cesaba de jurar y salir absuelta interminablemente.

El Grand Guignol se había preparado con odio y mentiras
los que vitoreaban y agitaban banderas, carceleros y doctores,
en aquellas tierras de escalofrío hundían en profundo
abismo un miedo absoluto dos metros debajo de infinitos dolores.

Vi esa tierra gris, toqué sus trozos de metal y hueso, terror a cada paso,
danza negra en silencio de todos los tiempos, todas las cruces,
abandono y soledad como un manto grueso allí abajo,
junto a la raíz de la humanidad, al costado de la memoria,
encerrado dentro mío, amordazado también.

¿Donde estábamos cuando la lluvia
lavaba la noche, las huellas y los nombres?

****

A veces aparece un aire blanco
cuando la luz entra y sale del cuarto
para morder mis ojos abiertos,
el miedo ingresa invasor
en la vigilia con su hielo,
duelen las manos silenciosas
y recuerdan los pasillos espejados
que llenaban aquel tiempo interminable.

Tu respiración,
música de un pájaro prodigioso,
constelación colgada del aire
bendice mis oídos.

Aquel tiempo y este tiempo
se mueven en el mismo laberinto,
las mismas leyes, despliegan iguales colores,
los personajes las pausas y los misterios los mismos,
nosotros quedamos en estado de gracia en una palabra,
solos.

****

En la vieja casa ya esfumada,
oía la campana del domingo
pasear por el patio con las plantas.

Amanece,
Recé con los ojos cerrados toda la noche
por el aire de mi hermano,
por una lágrima de mi madre
y el dolor de mi padre.

Dios escuchaba en silencio

Estuvimos mirando la mañana con otro sol,
el que buscamos desde hacía muchos años
y se abrieron sus grandes ojos azules
en esa calma fatigada y sonrió,
quiso comer y beber y luego jugar.
Yo no sabía encontrar la vida
imaginar un movimiento,
palabras, ni lo que hacer,
no tenía recuerdos todavía
solo la resurrección de mi hermano
que esa vez venció las cenizas.

Dios escuchó en silencio.

Pienso en Mario y en la distancia,
en el aire de todos los seres vivos,
en su imagen que desapareció
un día de mayo como hoy
cuando regaló su sombra al mediodía
y tengo aún el recuerdo vivo
como una canción extraña, un viento
que pasa entre las hojas de un pino.

Dios mira mi corazón.

(a mi hermano Mario)

****

Un árbol muere solo en las montañas ardientes del norte
no llegaron los mensajeros como todas las mañanas,
por la tarde arrojamos cenizas al río y borramos
todos los mapas, las costumbres y aclamaciones.

Se alejan aquellas nubes de largo invierno,
con los delatores llegaron ruinas a la ciudad
y no hay ningún ejercito a la vista.

El invierno sembró refugiados en un desierto verde
y lloran los niños perdidos,
las mujeres no duermen en su casa
y los padres envejecen en el llanto.

¿Qué es un país madre?

Un cadáver transparente junto al árbol,
un predicador sordo y ciego,
una mano dormida en un balcón,
monedas de un rey ahogado,
un carro de cartones?

La noche de los mil fuegos no duerme
y pasa de noche a noche por la espalda
de los soberbios que han quebrado el espejo,
hechiceros y poetas discuten una palabra,
por los meridianos del amor todavía vuela el mar
y nosotros golpeamos el ocaso con oraciones
para que nos hable algún dios.

****

La noche estiró su silencio de cobre
y suelta su ronda de sortilegios,
el brazo del dios insomne penetra en la eternidad
como en el río, pero el hombre que vuela
en su abrazo dormirá en el humo su dispersión de ángel.

Círculos y nubes en expansión, ciudad del dolor,
geometría infinita del fuego en la sangre despierta,
hombres articulados en la luz de aislados espejos
y sus enigmas de profunda extensión,
hombres, sombras diluidas del viento en tumulto,
esa cálida onda oleosa de la tierra sin surcos,
aquí todo se sacude junto a las iglesias, los silencios,
las oficinas cerradas y los bordes pulcros de la feria.

Detrás del último signo que roza el instinto,
detrás de las páginas de los libros abiertos,
el inefable contorno de los caminos
que trazan los pájaros en su viaje
cuando migran en los cielos del sur
como en la fuente de las montañas, solitarios,
los infinitamente muertos,
los fugitivos fecundos comienzan su dominio de la noche
y vuelven a cavar el mismo abismo profundo,
donde se precipitan.

****

Dime que es fácil
agujerear el corazón del niño
y verlo sangrar…
Dime que el pulso alucinado
vestido de terciopelo rojo
no ha deshabitado el futuro,
enséñame la idea nueva
porque hay una máscara que viene
y el decreto celeste se ha demorado.
Cuenta tus fragmentos
los vértigos errantes por el cielo
y la inmensidad creciente de los días.
Debajo de las bocas vive la palabra
de pronto polvo demasiado leve,
procesión de caminos largamente blancos
entre el amanecer y los cangrejos,
junto al refugio de la sangre.
Ocúltame el baile de las sombras
en su gruta de aguas,
no quiero ver ángeles en laberintos,
no quiero tocar una cascada de enrulados ecos
demasiado distantes.

Dime que los resplandores
no son efímeros cuchillos
debajo de la cifra,
dime que volverás
sobre un bisonte gris por el aire
para quedarte en este río,
aquí reflejado,
un largo sueño sobre el agua.

****

Yo fui el que soñó con un cielo
completo y limpio un día
cuando nadie había pasado por ningún mal
y abrí la palabra a los pájaros migratorios
con los dedos de la tarde balbuceantes todavía.
Sin misterios ni símbolos vi pasar la tempestad
de las puertas lavadas interminablemente por la lluvia,
también ví el cansancio rutinario
y cuando a cada uno llegó una estrella ciega.
Mi sombra se alargó en las paredes una tarde de junio
que no puedo nombrar, un atardecer de manantiales silenciosos
y figuras de ojos quietos en oscuras catedrales.
El asombro llegó con un cielo delgado lleno de ojos y almendras,
de danzas y bocas desprendidas de amor que se fundían en una llama de oro
labios descubiertos de noche y de conjuros,
de mares nupciales altos como la paloma de tu nombre.
Después, entró el mar y derramó distancias y promesas
y todo se vistió con el sol de tus ojos.
Ahora soy el que vio sumergirse un cielo
cansado del viento y de sus ruinas,
nadie me ha respondido, ni una sílaba,
y el cielo ajeno como un huésped se fue,
descendió …descendió…remolinos de ceniza
callado como un veneno inflexible y lento hacia el no lugar,
mariposas dentro de ojos que abandonan flores.

****

Este es un mundo feliz
el tiempo es infinito y químicamente organizado,
la libertad se reparte con una moneda de sol
el conocimiento llega puntual a cada uno
y el bienestar se persuade en cuotas suficientes,
todo deseo se cumple y los dolores son ajenos,
la ciencia reemplazó castigos por recompensas.

En este mundo feliz dominamos la muerte
y organizamos nacimientos para todos,
una administración tecnificada y perfecta
ordena ilusiones, da sentido a la voluntad,
cambia ideas por realidades,
suma abstracciones por experiencias,
la propia existencia es anónima y adaptada,
toda creatividad es del grupo
y el amor es virtud de la necesidad.

Un toque alcanza para el hombre sencillo
y goce un plan de consignas repetidas
para tener su verdad en carne viva.
En este mundo feliz se compran símbolos
para embellecer la amistad, todo es belleza
y todo es verdad, una promesa de gloria futura,
en este mundo feliz la mente es el campo de batalla,
sin embargo, aquí nadie se rinde.

****

Un niño silencioso penetró tus ojos y el sol estaba alto
un aroma transparente cubría la casa
de sueños interminables y manos en el pasado y el futuro,
demasiado tiempo en el agua de tus ojos el pulmón de la noche
exceso de miradas como primavera en los tiempos del ruiseñor

¿Dónde estaba la gente cuando el sol devastaba las veredas?

¿Dónde estaba la ciudad con su carro de vida hablando a los insectos?

Un niño luminoso bebe pensamientos bajo un cielo ardido
aquí no hay ecos,
todos sonreímos en el borde de la huida como en otro tiempo,
cantamos entusiasmados entre sueños mientras duelen las heridas,
ella lleva el peso del otoño encima de los ojos.


Daniel Arias nació en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1949. Integrante fundador de “EL CIRCULO DE LOS POETAS” desde el año 1970 a 1974. Integrante fundador del taller literario “ALMAFUERTE” junto a los poetas Daniel Cejas y Beatriz Arias desde los años 1974 a 1979. Coordinador del café literario “El Circulo”. Conduce el programa de radio “El Circulo”. Participación asidua y lectura de poemas en cafés literarios y centros de cultura. Jurado en concursos organizados en la Ciudad Autónoma de Bs.As.
Finalista del concurso de poesía “Valle de Elqui” organizado por el Centro Cultural Chileno Gabriela Mistral y patrocinado por la Embajada de Chile en el año 2004. Primer premio concurso “Duilio Ferraro” organizado por la Asociación Dante Alighieri y la editorial Vinciguerra en el año 2008.
Libros editados: CIELOS PARALELOS, Alcion Editora, 2009. EL BORDE, Alcion Editora, 2016. LOS NUEVOS, Alcion Editora, 2020
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