Las elecciones internas, abiertas y simultáneas del domingo pasado, en medida no desdeñable, han contribuido a clarificar el panorama político de los dos años que le quedan de gobierno a Cristina Kirchner y de las futuras presidenciales del 2015.
Algo que muy probablemente, con sus mas y sus menos, será ratificado en octubre.
Por lo pronto, se confirmó algo que estaba en el aire de un tiempo a esta parte: no habrá posibilidades de re reelección. El gobierno nacional recibió una muy dura derrota (que probablemente, en un grado, será mayor en las generales que se avecinan), no solo en la estratégica Buenos Aires, sino también en muchas provincias del interior; fruto -entre otras cosas- del impacto en las economías regionales del atraso cambiario.
La consecuencia directa de dicho revés, es que no le darán los números en el próximo parlamento para intentar una reforma de la Constitución que habilite un nuevo mandato presidencial. Por tanto el kirchnerismo, sin delfín de Cristina fuerte a la vista, deberá seguramente buscar la manera de negociar con el justicialismo la salida de su tercer período.
Esto puede significar distintas variantes atadas todas ellas a diversas circunstancias, pero fundamentalmente a cómo logren conducirse en los dos últimos años luego de esta derrota electoral, y con una economía que requerirá tomar algunas medidas impopulares para que no se les desmadre. Por encima de todo ello, hay algo que ya es concreto: el ciclo K, luego de doce años de duración, tendrá fecha de vencimiento en diciembre del 2015.
El otro dato que nos deja el domingo 11 de agosto pasado, es que la oposición por centro derecha a este gobierno ha conseguido un referente de cierto peso: Sergio Massa. Su presentación a las PASO y el triunfo en ellas, salvó a este espacio de un papelón. Habiéndose dividido en la previa, por conflictos entre quienes eran en ese momento sus principales representantes: Macri, De la Sota y De Narváez, logró sortear la situación con la buena performance del intendente de Tigre.
Cierto es que tienen sus componentes un grado de heterogeneidad importante y que, encima, compiten entre ellos. Pero también es verdad que entre todos -Frente Renovador, PJ anti K y PRO- sumaron una respetable cantidad de votos en estos comicios. Por lo que, mas allá de los tironeos que sobrevengan en el futuro próximo, es probable que busquen un reagrupamiento común que los contenga. Al que tratarán de sumar, con buenas posibilidades de lograrlo, parte del justicialismo que todavía apoya al gobierno; en particular si es que este no logra armar, en dirección al 2015, una opción competitiva, lo que es muy probable. Hay que seguir incluso con atención, la propuesta de Scioli de ir a internas para definir el candidato a presidente. Puede ser una salida elegante para el kirchnerismo y hasta puede incluir a Macri, si persiste este en su ambición presidencial (aunque si pierde en octubre las elecciones de la Capital, puede ser el fin de su aventura).
Lo concreto es que el centro derecha se puso en carrera en dirección al 2015, como uno de los grandes contendientes. Recibirá el apoyo muy probablemente de la mayoría de los sectores de poder vernáculos, de los que están con el gobierno y de los que se le oponen, que los mira con muy buena cara.
Por último, los opositores del centro a la izquierda también tuvimos un destacado papel en las recientes internas. A principios de este año decíamos: “Nosotros, por el contrario, en la búsqueda justamente de derrotar este intento del régimen de los pudientes -referido a la centro derecha- y abrirle paso a un proyecto de país progresista, que logre transformar la Argentina en este período histórico favorable, debemos propugnar la unidad en otra alianza política, bien distinta. Una que vaya del centro a la izquierda, que gane el apoyo de las capas medias y que logre paralelamente concitar la adhesión y la participación popular en ella. Ese es el gran desafió que nos plantea la historia, particularmente a nuestro FAP. Tenemos que ser capaces de agrupar, con un programa transformador, en un nuevo polo nacional y popular, a los más amplios sectores susceptibles de ello. Sin estrecheces ideológicas, vamos por la construcción de otro país, no lo olvidemos. Objetivo enorme que requiere de una gran unidad para tener posibilidades reales de conquistar supremacía política”.
Evidentemente un paso importante en esa dirección hemos dado. Entre el FAP, la UCR, la Coalición Cívica y otras fuerzas, en muchos distritos en alianza y en otros con acuerdos parciales, triunfamos en Santa Fe, la Capital, Mendoza y varias provincias mas. En cantidad de otras salimos segundos a mucho menos distancia de los ganadores que en el 2011 y -además- sacamos nacionalmente cinco millones y medio de votos, que casi con seguridad aumentarán en octubre. A lo que podemos agregar que diversos dirigentes de este espacio político se ubicaron como potenciales presidenciables; destacando entre ellos Hermes Binner.
A todo eso se le debe sumar que, con la constitución de UNEN en la ciudad de Buenos Aires y la excelente interna que llevamos adelante, se delineó claramente un camino posible para resolver controversias de candidaturas, habiendo entre nosotros un programa común que unifica.
Un nuevo actor, verdaderamente de peso, ha quedado instalado en dirección a las presidenciales. Por cierto, con contradicciones y diferencias aun, con obstáculos no menores por superar, pero indudablemente con una enorme potencialidad política. De la inteligencia, generosidad y amplitud de nosotros, los dirigentes del mismo, depende que le logremos ofrecer a la mayoría de la sociedad en los próximos dos años una oposición firme y seria al gobierno kirchnerista, y sobre todo una opción progresista de gobierno para el 2015.
Libres del Sur, de la misma manera que impulsó decididamente la unidad para este proceso electoral, trabajará entusiasta y decididamente para que la misma se vaya transformando en una realidad permanente; en los tiempos mas cortos que ello sea posible.